Pasos para obtener la custodia compartida de hijos menores

Pasos para obtener la custodia compartida de hijos menores

Publicado el 09 de junio de 2025


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Introducción a la custodia compartida

La custodia compartida es una modalidad legal que permite a ambos progenitores mantener la responsabilidad y el cuidado de sus hijos menores tras una separación o divorcio. Este modelo busca garantizar el bienestar del menor, fomentando una relación equilibrada y continua con ambos padres. En muchos países, incluido España, se ha convertido en una opción cada vez más frecuente por los beneficios emocionales y sociales que implica para los niños.

A diferencia de la custodia exclusiva, donde uno de los progenitores asume la mayoría del tiempo de convivencia con el menor, la custodia compartida establece un régimen equitativo —no necesariamente exacto en tiempo— en el que las responsabilidades parentales se ejercen de manera coordinada. Esto significa que ambos padres participan activamente en decisiones importantes relacionadas con la educación, la salud, y el entorno del menor.

Esta figura jurídica no solo implica una distribución del tiempo de convivencia, sino también una corresponsabilidad en los gastos, la planificación de rutinas y la toma de decisiones que afectan al niño. Es fundamental entender que el objetivo principal no es el beneficio de los progenitores, sino el interés superior del menor.

La legislación española, a través del artículo 92 del Código Civil, regula la custodia compartida y establece que podrá acordarse cuando se considere que es la opción más favorable para el menor. Incluso si no existe acuerdo entre los padres, el juez puede imponerla si lo considera en beneficio del niño.

Además, la custodia compartida no implica necesariamente una división del 50% del tiempo en todas las circunstancias. El reparto puede adaptarse a las necesidades concretas de los hijos, sus edades, el lugar de residencia, los horarios escolares, y la disponibilidad laboral de los progenitores. La clave está en construir un entorno estable y predecible para los menores, donde puedan desarrollarse con normalidad pese a la separación de sus padres.

  • Permite mantener vínculos sólidos con ambos progenitores.
  • Fomenta la igualdad de roles parentales tras la separación.
  • Reduce el sentimiento de pérdida o abandono en los menores.
  • Requiere un alto nivel de comunicación y cooperación entre padres.

En definitiva, la custodia compartida representa un modelo que favorece el desarrollo equilibrado de los hijos en un entorno separado, siempre que se den las condiciones adecuadas para su correcta implementación. A lo largo de este artículo, exploraremos los pasos necesarios para solicitarla, los requisitos legales y las claves para que sea una experiencia positiva para todos los implicados.

Requisitos legales para solicitarla

Solicitar la custodia compartida de hijos menores implica cumplir con una serie de requisitos legales establecidos por el marco jurídico vigente. En España, la regulación principal se encuentra en el artículo 92 del Código Civil, que recoge los supuestos bajo los cuales puede concederse este régimen. Es esencial que los progenitores comprendan estas condiciones para evitar retrasos o denegaciones durante el procedimiento judicial.

En primer lugar, debe quedar demostrado que la custodia compartida es lo más beneficioso para el menor. Este principio, conocido como el interés superior del menor, guía todas las decisiones judiciales en materia de familia. Por tanto, el juez valorará una serie de factores como la relación afectiva con ambos padres, la disponibilidad horaria, la estabilidad emocional y laboral, y el entorno en el que residirá el menor.

La custodia compartida puede ser solicitada de mutuo acuerdo por ambos progenitores dentro de un convenio regulador, o bien a petición de uno de ellos en un procedimiento contencioso. En este segundo caso, el juez podrá concederla incluso sin el consentimiento del otro progenitor, siempre que lo considere favorable para el menor.

Además, el informe del Ministerio Fiscal es obligatorio en todos los casos, y su valoración tiene un gran peso en la decisión final. Este informe evalúa la viabilidad del régimen propuesto desde el punto de vista del menor, y puede incluir entrevistas con los padres, visitas domiciliarias e incluso exploración judicial del niño, si tiene suficiente madurez.

  • Ambos progenitores deben estar capacitados para ejercer la patria potestad de forma conjunta.
  • Debe existir una comunicación fluida y respetuosa entre los padres.
  • Se debe aportar un plan de parentalidad que refleje cómo se organizará la vida del menor.
  • No debe haber antecedentes de violencia doméstica o denuncias por maltrato.
  • La residencia de los progenitores debe permitir una logística razonable para los menores.

Otro aspecto importante es la jurisprudencia aplicable en cada comunidad autónoma, ya que algunas como Aragón, Cataluña o Navarra tienen legislación civil propia que puede matizar o complementar la normativa estatal. Asimismo, el hecho de que exista una custodia compartida previa o un acuerdo extrajudicial puede facilitar la decisión del tribunal.

En resumen, la custodia compartida no se concede automáticamente. Requiere demostrar que ambos progenitores están en condiciones de colaborar por el bienestar del menor y que su implantación no generará conflictos perjudiciales. Cumplir con estos requisitos legales es clave para que el proceso tenga éxito.

Tipos de custodia compartida

La custodia compartida puede adoptar diferentes formas, dependiendo de las circunstancias familiares, logísticas y emocionales de cada caso. Este modelo de corresponsabilidad parental no se limita a una única fórmula, sino que se adapta a lo que mejor se ajuste al bienestar del menor y a la disponibilidad de los progenitores. A continuación, se detallan los principales tipos de custodia compartida reconocidos en la práctica judicial.

Es importante recordar que, independientemente del tipo elegido, la base debe ser la colaboración y el respeto entre los padres. La flexibilidad y la capacidad de diálogo son elementos clave para el éxito de cualquier modalidad de custodia compartida.

  • Custodia compartida alterna: Cada progenitor convive con el menor durante un período de tiempo determinado (por ejemplo, una semana o un mes) y luego se alternan. Durante este tiempo, uno de los padres tiene la responsabilidad principal y el otro conserva los derechos de visita.
  • Custodia compartida simultánea: Aunque menos común, en este modelo el menor permanece en una residencia fija y son los progenitores quienes rotan. Esta fórmula busca minimizar el impacto del cambio de entorno para el niño.
  • Custodia compartida flexible o adaptada: Es una combinación de diferentes modelos que se ajusta a las necesidades del menor en función de su edad, estudios, vacaciones escolares, o circunstancias excepcionales como enfermedades o cambios laborales.
  • Custodia compartida progresiva: Se emplea cuando uno de los progenitores ha tenido menor implicación previa en el cuidado del menor. Se inicia con estancias cortas que se van ampliando conforme el menor se adapta y se refuerzan los vínculos parentales.

Aunque la custodia compartida alterna es la más habitual, los jueces pueden proponer o aceptar otras modalidades siempre que se justifiquen adecuadamente y se respete el interés superior del menor. La elección del tipo de custodia debe reflejar un compromiso real con la estabilidad emocional y el desarrollo integral del niño.

A la hora de decidir qué tipo de custodia compartida solicitar, es fundamental valorar la distancia entre domicilios, la compatibilidad de horarios laborales, la edad y madurez del menor, y el nivel de implicación previa de cada progenitor en la vida diaria del niño. También es recomendable contar con asesoramiento jurídico especializado que ayude a estructurar un plan de parentalidad viable y sostenible en el tiempo.

En definitiva, no existe una única forma correcta de ejercer la custodia compartida. Lo esencial es diseñar una estructura que promueva el bienestar del menor, evite conflictos innecesarios y fomente una convivencia saludable entre todas las partes implicadas.

Factores que considera el juez

A la hora de decidir si se concede una custodia compartida, el juez debe valorar de forma objetiva una serie de factores que garanticen que esta modalidad es lo más beneficiosa para el menor. El principio rector en estos procesos es siempre el interés superior del niño, por encima de los deseos o conveniencias de los progenitores. Por ello, el juez realiza una evaluación detallada de múltiples elementos que pueden influir directa o indirectamente en la estabilidad, el bienestar emocional y el desarrollo integral del menor.

Esta valoración judicial no se basa en criterios rígidos, sino que se adapta a las particularidades de cada caso. La flexibilidad y el análisis individualizado son esenciales para llegar a una resolución justa y adecuada. A continuación, se enumeran los factores más habituales que se tienen en cuenta durante el proceso judicial:

  • Edad y madurez del menor, así como su posible opinión si tiene suficiente juicio.
  • Relación afectiva y grado de implicación de cada progenitor en la vida cotidiana del niño.
  • Disponibilidad horaria de los padres para atender las necesidades del menor.
  • Distancia entre los domicilios de los progenitores y viabilidad logística.
  • Capacidad de los padres para comunicarse, cooperar y tomar decisiones conjuntas.
  • Ausencia de conductas violentas, antecedentes penales o denuncias de maltrato.
  • Estabilidad emocional, económica y social de ambos progenitores.
  • Informe del Ministerio Fiscal, obligatorio en todos los procedimientos de custodia.

Uno de los aspectos clave que valora el juez es la disposición de los progenitores a colaborar. La falta de comunicación o la existencia de conflictos graves entre ellos puede ser motivo suficiente para descartar una custodia compartida, ya que puede generar un entorno inestable para el menor.

El juez también puede solicitar informes psicosociales elaborados por equipos especializados, que evalúan de forma profesional la situación familiar. Estos informes incluyen entrevistas con los padres, observación del niño, y valoración del entorno en el que se desarrollaría la custodia compartida.

En definitiva, la decisión judicial se basa en una visión holística del caso, y cada elemento es analizado con detenimiento para garantizar que el régimen de custodia asignado contribuya al desarrollo sano y equilibrado del menor. Prepararse adecuadamente, con asesoramiento legal y documentación clara, puede marcar la diferencia en el resultado final.

Procedimiento judicial paso a paso

Solicitar la custodia compartida implica seguir un procedimiento judicial reglado que busca proteger los derechos del menor y garantizar que el régimen acordado es el más adecuado para su bienestar. Este proceso puede iniciarse tanto de mutuo acuerdo entre los progenitores como de forma contenciosa, es decir, cuando no existe consenso. A continuación, se detalla cada una de las fases que componen el procedimiento judicial, desde la solicitud hasta la sentencia definitiva.

  • Presentación de la demanda: El proceso comienza con la presentación de una demanda de medidas paternofiliales, si no hay matrimonio, o una demanda de divorcio, si existe vínculo matrimonial. En ambos casos, se puede incluir la propuesta de custodia compartida.
  • Propuesta de convenio regulador: En los casos de mutuo acuerdo, los progenitores deben presentar un convenio regulador que detalle el reparto del tiempo, los gastos, la educación y otros aspectos clave relacionados con los hijos.
  • Admisión a trámite y vista judicial: Si el procedimiento es contencioso, se celebra una vista en la que ambas partes exponen sus argumentos. El juez puede solicitar pruebas, testigos o informes psicosociales para formar criterio.
  • Intervención del Ministerio Fiscal: La participación del fiscal es obligatoria, ya que actúa en defensa de los intereses del menor. Su informe no es vinculante, pero tiene un peso importante en la decisión del juez.
  • Exploración del menor: Si el niño tiene suficiente madurez, el juez puede escucharlo en una audiencia privada para conocer su opinión sobre el régimen propuesto.
  • Sentencia judicial: Finalmente, el juez dicta una resolución que establece el régimen de custodia. Esta decisión puede ser apelada si alguna de las partes no está conforme.

Es importante destacar que, si en el futuro cambian las circunstancias familiares, cualquiera de los progenitores puede solicitar una modificación de medidas ante el mismo juzgado que dictó la sentencia original. Para ello, deberá justificarse que la variación es sustancial y afecta directamente al bienestar del menor.

En general, contar con un abogado especializado en derecho de familia facilita la correcta tramitación del procedimiento, garantiza una mejor defensa de los intereses del cliente y contribuye a alcanzar un acuerdo que beneficie a los hijos. Además, una buena planificación jurídica desde el inicio puede acortar plazos y evitar conflictos innecesarios durante el proceso.

En conclusión, aunque el procedimiento judicial para solicitar la custodia compartida puede parecer complejo, seguir los pasos adecuados y preparar la documentación correctamente es fundamental para obtener un resultado justo y favorable para el desarrollo de los menores implicados.

Documentación necesaria

Para solicitar la custodia compartida ante un juzgado de familia, es imprescindible reunir una serie de documentos que respalden la solicitud y permitan al juez valorar si el régimen propuesto es viable y beneficioso para el menor. Contar con la documentación adecuada no solo agiliza el procedimiento, sino que también refuerza la argumentación legal presentada por los progenitores o sus representantes.

La documentación puede variar ligeramente dependiendo de si el proceso se inicia de mutuo acuerdo o si es contencioso. Aun así, existen ciertos documentos comunes que deben presentarse en prácticamente todos los casos. A continuación se detalla un listado con los más habituales:

  • DNI o NIE: Copia del documento de identidad de ambos progenitores.
  • Certificado de empadronamiento: Para acreditar la residencia habitual del menor.
  • Libro de familia: Documento que acredita la filiación y la relación familiar.
  • Certificado de nacimiento del menor: Esencial para probar la edad y filiación del niño o niña.
  • Informe escolar: Que indique el centro educativo, comportamiento académico y social del menor.
  • Informe médico o psicológico (si procede): En casos donde haya factores de salud o emocionales relevantes.
  • Justificantes de ingresos y situación laboral: Nóminas, contratos o declaraciones que acrediten la capacidad económica de los progenitores.
  • Propuesta de convenio regulador: En procedimientos de mutuo acuerdo, debe incluir todos los acuerdos relativos a custodia, visitas, gastos, etc.

En procedimientos contenciosos, también es habitual presentar pruebas adicionales, como mensajes, correos electrónicos, informes de detectives privados, o testigos que acrediten la implicación de cada progenitor en la vida del menor. Estas pruebas pueden marcar la diferencia cuando el juez debe decidir entre custodias exclusivas o compartidas.

Es importante que toda la documentación esté actualizada, correctamente cumplimentada y, en caso necesario, compulsada. La omisión de algún documento relevante puede retrasar el procedimiento o debilitar la posición legal del solicitante. Por ello, es recomendable acudir con un abogado especializado en derecho de familia que oriente sobre los requisitos específicos del caso y asegure una presentación eficaz de los documentos.

En resumen, preparar adecuadamente la documentación necesaria es un paso esencial para facilitar la obtención de la custodia compartida. Una presentación ordenada, completa y bien argumentada contribuye a que el proceso sea más ágil y a que el juez pueda tomar una decisión justa basada en pruebas sólidas.

Ventajas y desventajas de la custodia compartida

La custodia compartida es un régimen cada vez más común en los procedimientos de separación o divorcio, gracias a los múltiples beneficios que ofrece tanto para los hijos como para los progenitores. Sin embargo, también conlleva ciertos retos que deben valorarse cuidadosamente antes de optar por esta fórmula. A continuación, se analizan las principales ventajas y desventajas que pueden surgir al aplicar este modelo de corresponsabilidad parental.

El objetivo principal de la custodia compartida es garantizar el desarrollo equilibrado del menor, permitiéndole mantener una relación estable, continua y significativa con ambos progenitores. Sin embargo, su éxito depende de múltiples factores, como la colaboración entre los padres, la edad del niño y la logística familiar.

Ventajas

  • Fomenta el vínculo afectivo con ambos padres, evitando la figura del progenitor ausente.
  • Promueve la igualdad de responsabilidades y la corresponsabilidad parental.
  • Contribuye al desarrollo emocional del menor al tener referencias estables de ambos progenitores.
  • Disminuye la carga emocional y económica de un solo progenitor.
  • Reduce los conflictos derivados de decisiones unilaterales, al requerir acuerdos conjuntos.

Desventajas

  • Requiere un alto grado de comunicación y cooperación entre los padres, lo cual no siempre es posible.
  • Puede generar desorganización en la vida del menor si no se establece una rutina clara.
  • Implica cambios frecuentes de domicilio, lo que puede afectar la estabilidad emocional del niño.
  • Supone mayores exigencias logísticas, especialmente si los progenitores viven lejos.
  • No siempre es aplicable en casos de conflicto, violencia o desequilibrio en la implicación parental previa.

En definitiva, la custodia compartida puede ser muy beneficiosa si se dan las condiciones adecuadas para su implementación. No se trata de una solución universal, sino de un régimen que debe aplicarse cuando los padres pueden colaborar activamente en la crianza del menor y cuando se garantiza un entorno estable, coherente y libre de tensiones.

Antes de optar por esta modalidad, es aconsejable analizar cada caso en profundidad con la ayuda de un abogado especializado y, si es necesario, con el apoyo de profesionales en psicología infantil. De esta forma, se asegura que la custodia compartida sea una herramienta eficaz para el bienestar del menor, y no una fuente de conflicto o inestabilidad.

Modificación de la custodia existente

En algunos casos, las circunstancias familiares pueden cambiar significativamente después de que se haya establecido un régimen de custodia. Cuando esto ocurre, puede ser necesario modificar la custodia existente para adaptarse a las nuevas realidades y necesidades del menor. Este proceso se puede solicitar judicialmente, y su viabilidad depende de los hechos y pruebas presentados por las partes involucradas.

La modificación de la custodia no es un proceso automático. El juez solo considerará cambiar el régimen de custodia si existen razones objetivas que demuestren que el cambio es necesario para el bienestar del menor. Las razones comunes para solicitar una modificación incluyen cambios significativos en la situación laboral o personal de uno de los progenitores, problemas de salud, o nuevas necesidades del niño, como un cambio en su lugar de residencia o en su educación.

Es importante destacar que el interés superior del menor sigue siendo la prioridad. Cualquier modificación debe demostrar que beneficia al niño y que el nuevo régimen propuesto es lo más adecuado para su desarrollo emocional, físico y social.

Para solicitar una modificación, se debe presentar una demanda ante el juzgado que dictó la sentencia original. Este proceso incluye la presentación de pruebas que justifiquen la necesidad del cambio. Las pruebas pueden incluir informes médicos, psicológicos o sociales, así como cualquier otro documento que demuestre un cambio sustancial en las circunstancias familiares.

  • Cambios en la situación laboral: Si uno de los progenitores cambia de trabajo o tiene un horario que le impide cumplir con las responsabilidades de la custodia, se puede solicitar una modificación.
  • Problemas de salud: Si uno de los progenitores sufre una enfermedad o un accidente que afecta su capacidad para cuidar del niño, esto podría justificar un cambio en la custodia.
  • Reubicación geográfica: Si uno de los progenitores se traslada a otra ciudad o país, se debe evaluar cómo este cambio afectaría la estabilidad del niño y las visitas con el otro progenitor.
  • Maltrato o negligencia: Si se demuestra que uno de los progenitores no está cumpliendo con sus responsabilidades o que está poniendo en peligro el bienestar del niño, la custodia puede modificarse.

Al igual que en el proceso original, el Ministerio Fiscal intervendrá en el procedimiento para proteger los derechos del menor. Después de la audiencia y de revisar las pruebas, el juez dictará una nueva sentencia si considera que la modificación solicitada es justa y en beneficio del menor.

En resumen, la modificación de la custodia es un proceso legal que permite adaptarse a las nuevas circunstancias familiares, pero siempre bajo la premisa de que el bienestar del menor debe prevalecer. Si se consideran cambios sustanciales, es posible solicitar una revisión del régimen de custodia establecido previamente.

Preguntas frecuentes

A continuación, se responden algunas de las preguntas más comunes relacionadas con la custodia compartida. Esta modalidad puede generar muchas dudas entre los progenitores, especialmente cuando se trata de la logística, los derechos y las responsabilidades implicadas. Aclarar estos aspectos puede ayudar a tomar decisiones más informadas durante el proceso de separación o divorcio.

Es importante recordar que cada caso es único, y la decisión final siempre dependerá de la valoración judicial y del interés superior del menor. A continuación, respondemos a algunas de las inquietudes más frecuentes.

1. ¿Qué pasa si uno de los progenitores no está de acuerdo con la custodia compartida?

Si uno de los progenitores no está de acuerdo con la custodia compartida, el proceso se convierte en un litigio contencioso. En este caso, el juez evaluará los argumentos y las pruebas presentadas por ambas partes y decidirá cuál es la opción más beneficiosa para el menor. Si el juez considera que la custodia compartida es la mejor opción, puede imponerla incluso sin el consentimiento de uno de los progenitores.

2. ¿Es posible modificar la custodia compartida en el futuro?

Sí, es posible modificar la custodia compartida si las circunstancias cambian significativamente. Si uno de los progenitores experimenta cambios en su vida laboral, salud, o en su capacidad para cuidar del niño, puede solicitar una modificación del régimen de custodia. Esta solicitud debe ser presentada ante el mismo tribunal que dictó la sentencia inicial, y se debe justificar que el cambio es en beneficio del menor.

3. ¿Cómo se organiza el tiempo de los hijos con ambos progenitores?

El tiempo de convivencia de los hijos con cada progenitor se acuerda en función de lo que se considere más adecuado para su bienestar. En algunos casos, los niños pueden pasar una semana con cada progenitor, o incluso días alternos, según la edad, las necesidades del menor y la distancia entre los domicilios de los padres. La organización puede acordarse de mutuo acuerdo o, si no es posible, el juez decidirá un horario que favorezca el bienestar del niño.

4. ¿La custodia compartida es siempre la mejor opción?

No necesariamente. Aunque la custodia compartida ofrece muchos beneficios, no siempre es la mejor opción para todos los casos. Si existe un alto nivel de conflicto entre los progenitores, o si uno de ellos no está dispuesto a colaborar, esta modalidad puede no ser la más adecuada. El juez siempre valorará el interés superior del menor, y si considera que la custodia compartida no es en beneficio del niño, podría optar por otro régimen de custodia.

5. ¿Cómo se gestionan los gastos relacionados con los hijos en la custodia compartida?

En la custodia compartida, ambos progenitores comparten los gastos relacionados con el cuidado y la educación de los hijos. Esto incluye gastos de alimentación, educación, salud, actividades extracurriculares, y otros costos relacionados con el bienestar del niño. La proporción de la contribución económica de cada progenitor puede acordarse de mutuo acuerdo o, si no es posible, el juez puede decidir un reparto equitativo en función de los ingresos de ambos padres.

Conclusión

La custodia compartida es una modalidad cada vez más adoptada en los procesos de separación o divorcio debido a sus beneficios tanto para los menores como para los progenitores. Este régimen busca garantizar que el niño mantenga una relación equilibrada y continua con ambos padres, favoreciendo su bienestar emocional y desarrollo. Sin embargo, su implementación requiere un nivel elevado de cooperación y comunicación entre los progenitores, lo que puede ser un desafío en algunos casos.

A lo largo de este artículo, hemos revisado los pasos y requisitos necesarios para solicitar la custodia compartida, así como las ventajas y desventajas que conlleva este régimen. Si bien en muchos casos es una excelente opción, no es adecuada para todas las circunstancias. La presencia de conflictos, falta de cooperación o situaciones de abuso o negligencia pueden hacer que la custodia compartida no sea la mejor solución.

En definitiva, la decisión sobre la custodia debe basarse en el interés superior del menor, y cada caso debe ser evaluado de manera individualizada. Los progenitores que consideran la custodia compartida deben estar dispuestos a comprometerse con una colaboración activa y responsable en la crianza de sus hijos. Si se cumplen estas condiciones, la custodia compartida puede ser una solución ideal para proporcionar un entorno estable y enriquecedor para el menor.

Es recomendable buscar asesoramiento legal especializado para garantizar que el proceso se desarrolle de manera adecuada, y para asegurar que todos los aspectos legales, emocionales y logísticos se aborden de forma eficaz. La custodia compartida puede ser un modelo beneficioso, pero solo si se gestiona de forma adecuada, con el bienestar del niño como prioridad principal.

En resumen, la custodia compartida es una opción viable y positiva cuando los padres están dispuestos a trabajar juntos por el bienestar de sus hijos. Si se dan las condiciones apropiadas, este modelo puede fomentar una relación saludable y equilibrada entre el niño y ambos progenitores, garantizando su estabilidad y desarrollo a largo plazo.

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