
¿Qué le toca a mi esposa si me divorcio?
Publicado el 11 de marzo de 2025
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Índice
Introducción
El proceso de divorcio implica no solo la disolución del vínculo matrimonial, sino también una serie de consecuencias legales, económicas y emocionales para ambas partes. Una de las preguntas más recurrentes en este contexto es: ¿qué le corresponde a mi esposa si me divorcio? Esta cuestión no tiene una única respuesta, ya que depende de diversos factores como el régimen económico del matrimonio, la existencia de hijos, el nivel de ingresos de cada cónyuge y las circunstancias particulares del caso.
Comprender qué derechos puede tener la esposa tras el divorcio resulta fundamental para garantizar una separación equitativa y justa. Además, tener claridad sobre estos aspectos permite anticiparse a posibles conflictos y facilita la toma de decisiones informadas, tanto en el ámbito económico como en el personal. En este artículo, analizaremos detalladamente los principales elementos que intervienen en la distribución de bienes, la custodia de los hijos, la pensión compensatoria y otros aspectos clave que afectan directamente a la esposa en un proceso de divorcio.
Cabe destacar que el marco legal varía según la legislación vigente del país o comunidad autónoma, por lo que siempre es recomendable acudir a asesoramiento jurídico especializado. No obstante, existen ciertos principios generales que se aplican de manera común en la mayoría de los procedimientos, y que pueden servir como guía orientativa para quienes se enfrentan a esta situación.
💡 Dato clave: En matrimonios bajo el régimen de gananciales, los bienes adquiridos durante el matrimonio se dividen en partes iguales, salvo que exista pacto en contrario. Esto puede incluir inmuebles, vehículos, cuentas bancarias o incluso deudas comunes.
Este artículo tiene como objetivo aportar una visión clara y estructurada sobre lo que le puede “tocar” legalmente a la esposa en caso de divorcio. A lo largo de las siguientes secciones, desglosaremos todos los aspectos que deben tenerse en cuenta para que el proceso se desarrolle con la mayor equidad posible. Desde la distribución del patrimonio hasta las implicaciones fiscales, pasando por los derechos sobre la vivienda familiar y las pensiones, abordaremos cada tema con un enfoque práctico y accesible.
División de bienes
Uno de los aspectos más relevantes y, a menudo, más conflictivos en un proceso de divorcio es la división de bienes. Esta etapa consiste en determinar cómo se reparten los bienes y derechos que han sido adquiridos durante el matrimonio. El régimen económico matrimonial es el factor determinante que regula cómo se llevará a cabo dicha partición, siendo los más comunes el régimen de gananciales, separación de bienes y participación.
Bajo el régimen de gananciales, todos los bienes obtenidos durante el matrimonio se consideran comunes, independientemente de quién los haya adquirido. Por tanto, al divorciarse, cada cónyuge tiene derecho al 50% del patrimonio común. Esto incluye inmuebles, vehículos, ahorros, mobiliario, inversiones, e incluso deudas. En cambio, si el matrimonio se ha regido por el régimen de separación de bienes, cada cónyuge mantiene la titularidad y control de los bienes que ha adquirido individualmente, por lo que la división se limita a aquellos bienes que hayan sido adquiridos conjuntamente.
📌 Importante: Aunque se esté en régimen de gananciales, existen bienes considerados privativos, como los adquiridos antes del matrimonio, las herencias y donaciones. Estos no se reparten en la liquidación del régimen económico.
El procedimiento para la división de bienes puede realizarse de mutuo acuerdo, mediante la firma de un convenio regulador, o bien mediante un procedimiento judicial de liquidación si no existe consenso. En este último caso, será el juez quien, previa valoración pericial si es necesario, determine el reparto correspondiente.
A continuación, se detallan algunos ejemplos frecuentes de bienes comunes y cómo suelen distribuirse:
- Vivienda familiar: puede adjudicarse a uno de los cónyuges, compensando al otro con su parte proporcional.
- Vehículos: si son de uso común, se valora su coste actual y se reparte su valor.
- Cuentas bancarias y ahorros: se divide el saldo existente al 50% si corresponde al régimen de gananciales.
- Deudas: también se reparten proporcionalmente, salvo que puedan atribuirse claramente a uno de los cónyuges.
En definitiva, la correcta valoración y asignación de los bienes es clave para evitar conflictos posteriores. Siempre se recomienda realizar un inventario detallado, apoyarse en peritajes si es necesario y contar con el asesoramiento de profesionales jurídicos especializados para garantizar un reparto justo y ajustado a derecho.
Pensión compensatoria
La pensión compensatoria es una prestación económica que puede establecerse tras un divorcio cuando uno de los cónyuges experimenta un desequilibrio económico significativo en relación con el otro como consecuencia directa de la ruptura matrimonial. Su finalidad no es equiparar ingresos ni mantener un nivel de vida idéntico al anterior, sino compensar las desventajas económicas derivadas del fin del matrimonio.
Generalmente, este tipo de pensión se solicita en el convenio regulador o durante el procedimiento judicial de divorcio, y puede acordarse de mutuo acuerdo o ser impuesta por el juez si concurren los requisitos. Es importante destacar que no se concede automáticamente, sino que debe justificarse adecuadamente el perjuicio económico sufrido por una de las partes.
✅ Requisito clave: Debe existir un desequilibrio económico entre los cónyuges provocado por el divorcio, que implique un empeoramiento significativo de la situación del beneficiario en comparación con su posición durante el matrimonio.
Algunos de los factores que se tienen en cuenta para determinar si procede o no la pensión compensatoria son:
- Duración del matrimonio y de la convivencia.
- Edad y estado de salud del cónyuge solicitante.
- Formación profesional y posibilidades de acceso al mercado laboral.
- Dedicación a la familia durante el matrimonio y sacrificios profesionales realizados.
- Colaboración con el negocio o actividad profesional del otro cónyuge.
- Medios económicos y patrimonio de ambas partes.
La pensión puede establecerse de forma temporal, indefinida o como un pago único (pensión compensatoria capitalizada), dependiendo de las circunstancias del caso. Asimismo, puede modificarse o extinguirse en caso de mejora económica del beneficiario, convivencia con otra pareja o fallecimiento de alguno de los excónyuges.
📌 Ejemplo práctico: Si la esposa se dedicó durante años al cuidado del hogar y los hijos, renunciando a su carrera profesional, y tras el divorcio no dispone de ingresos ni formación suficiente para reinsertarse en el mercado laboral, puede solicitar una pensión compensatoria.
En definitiva, la pensión compensatoria es una herramienta legal que busca proteger al cónyuge más vulnerable económicamente tras la ruptura matrimonial. No obstante, su aplicación requiere una valoración objetiva y detallada por parte del juez, por lo que se recomienda siempre contar con asesoramiento legal especializado.
Custodia de hijos
La custodia de los hijos es uno de los aspectos más sensibles y prioritarios en cualquier proceso de divorcio. Su objetivo principal es garantizar el bienestar emocional, psicológico y físico de los menores tras la separación de sus progenitores. La decisión sobre con quién vivirán los hijos y cómo se organizarán las responsabilidades parentales se adopta teniendo siempre como referencia el interés superior del menor.
Existen diferentes tipos de custodia que pueden aplicarse en función de las circunstancias particulares de cada familia. Aunque tradicionalmente la custodia se atribuía mayoritariamente a uno de los progenitores, en la actualidad se busca fomentar la corresponsabilidad parental mediante la custodia compartida, siempre que sea beneficiosa para los hijos.
- Custodia monoparental: los hijos residen habitualmente con uno de los progenitores, mientras el otro ejerce un régimen de visitas y contribuye económicamente con una pensión alimenticia.
- Custodia compartida: ambos progenitores comparten de forma equitativa la estancia y los cuidados de los hijos, alternando periodos de convivencia (por semanas, quincenas o meses) y asumiendo conjuntamente las decisiones relevantes.
📌 Importante: La custodia compartida no implica necesariamente un reparto del tiempo al 50%, sino una organización flexible y adaptada a las necesidades reales de los menores y la disponibilidad de los progenitores.
Para determinar el tipo de custodia más adecuado, el juez valora aspectos como la edad de los hijos, el vínculo afectivo con cada progenitor, la disponibilidad horaria, el entorno familiar, el lugar de residencia, y, en algunos casos, incluso se escucha la opinión del menor si tiene la suficiente madurez.
Asimismo, es importante distinguir entre la guarda y custodia y la patria potestad. Mientras que la custodia hace referencia a la convivencia y cuidados cotidianos, la patria potestad implica el ejercicio conjunto de derechos y deberes sobre la educación, salud o decisiones trascendentales del menor, que generalmente permanece compartida aunque haya divorcio.
💬 Consejo legal: Aunque se otorgue la custodia a uno de los progenitores, el otro tiene derecho a estar informado y participar en las decisiones relevantes sobre la vida del menor. El diálogo y la cooperación son esenciales para preservar el equilibrio emocional de los hijos.
En definitiva, la custodia de los hijos debe gestionarse con responsabilidad, empatía y siempre anteponiendo el bienestar infantil. Un acuerdo justo y equilibrado puede evitar conflictos posteriores y favorecer un entorno más saludable para el desarrollo de los menores.
Uso de la vivienda familiar
El uso de la vivienda familiar es uno de los puntos más relevantes a resolver durante un proceso de divorcio, ya que afecta directamente al entorno en el que seguirán viviendo los hijos o uno de los cónyuges tras la ruptura. Esta vivienda, considerada como el domicilio conyugal o el lugar habitual de residencia durante el matrimonio, puede tener implicaciones tanto económicas como emocionales para ambas partes.
La asignación del uso de la vivienda no siempre se corresponde con la propiedad legal del inmueble. Es decir, aunque uno de los cónyuges sea titular único de la vivienda, el juez puede atribuir su uso al otro si se considera que es lo más adecuado para proteger el interés familiar, especialmente si hay hijos menores de por medio.
- Cuando hay hijos menores: Habitualmente, el uso del domicilio familiar se asigna al progenitor que obtiene la custodia, para garantizar la estabilidad de los menores y evitar cambios bruscos en su entorno.
- Sin hijos o con custodia compartida: El juez puede decidir quién se queda en la vivienda en función de criterios como la titularidad, necesidad económica, situación laboral o disponibilidad de otros inmuebles.
- Propiedad compartida: Aunque el uso se atribuya a uno, la vivienda puede seguir perteneciendo a ambos cónyuges, por lo que no se pierde el derecho sobre su propiedad.
📌 Importante: La atribución del uso de la vivienda no es indefinida. Puede ser temporal o revisable, especialmente si cambian las circunstancias (los hijos alcanzan la mayoría de edad, se producen mejoras económicas, etc.).
Otro punto clave es que, aunque el uso de la vivienda se adjudique a uno de los cónyuges, las obligaciones económicas (como la hipoteca, el IBI o los gastos de mantenimiento) pueden seguir siendo compartidas, salvo que se estipule lo contrario en el convenio regulador o resolución judicial.
En algunos casos, se acuerda una compensación económica para el cónyuge que no tiene derecho de uso pero sí ostenta la propiedad, o incluso se puede establecer un plazo para proceder a la venta del inmueble y reparto de beneficios. Todo dependerá de las condiciones pactadas entre las partes o, en su defecto, de la decisión del juez.
💬 Consejo legal: Es fundamental dejar por escrito todos los acuerdos sobre el uso de la vivienda familiar, detallando plazos, cargas económicas y condiciones de permanencia, para evitar conflictos futuros y proteger los intereses de ambas partes.
Derechos de la esposa tras el divorcio
Tras un divorcio, la esposa puede tener derecho a una serie de medidas de protección y compensación destinadas a mitigar el impacto económico y personal derivado de la ruptura matrimonial. Estos derechos no se conceden de forma automática, sino que dependen del régimen económico del matrimonio, las circunstancias particulares del caso y las decisiones judiciales o los acuerdos entre las partes. Es fundamental conocer en detalle cuáles son estos derechos para garantizar una separación justa y equilibrada.
Uno de los principales derechos es el acceso a una pensión compensatoria si se acredita un desequilibrio económico importante tras el divorcio. Además, la esposa puede mantener el uso de la vivienda familiar si tiene la custodia de los hijos o si se demuestra mayor necesidad habitacional. Asimismo, tiene derecho a la parte correspondiente de los bienes comunes si el matrimonio se encontraba bajo el régimen de gananciales.
- Participación en la división de bienes gananciales.
- Asignación del uso de la vivienda familiar, en caso de necesidad o custodia de hijos.
- Pensión compensatoria por desequilibrio económico.
- Derechos parentales y decisiones sobre los hijos menores.
- Protección frente a situaciones de violencia económica o patrimonial.
📌 Importante: La condición laboral y el grado de independencia económica de la esposa son factores que influyen directamente en la concesión o denegación de ciertos derechos. Cada caso se valora individualmente por el juez.
También es relevante tener en cuenta que, aunque el divorcio disuelve el vínculo matrimonial, no afecta por sí solo a la patria potestad compartida, salvo que existan circunstancias excepcionales. La esposa tiene derecho a participar activamente en las decisiones relevantes sobre la vida de los hijos, independientemente de quién tenga la custodia.
En situaciones más complejas, como aquellas en las que la esposa ha renunciado a su desarrollo profesional para dedicarse al cuidado del hogar o de los hijos, los tribunales suelen valorar esa dedicación como un aporte al matrimonio que debe ser compensado adecuadamente.
💬 Consejo legal: Para proteger adecuadamente sus derechos, es recomendable que la esposa cuente con el acompañamiento de un abogado especializado en derecho de familia desde el inicio del proceso de divorcio.
En conclusión, los derechos de la esposa tras el divorcio deben garantizar una salida justa del vínculo matrimonial y ofrecer herramientas legales para reconstruir su proyecto de vida con autonomía y estabilidad económica.
Divorcio con o sin acuerdo
Uno de los primeros aspectos a considerar al iniciar un proceso de divorcio es si existe o no acuerdo entre los cónyuges sobre las condiciones de la separación. Esta diferencia determina el tipo de procedimiento legal que se seguirá y puede influir directamente en su duración, coste y complejidad. Existen dos modalidades principales: el divorcio de mutuo acuerdo y el divorcio contencioso.
El divorcio de mutuo acuerdo es la vía más rápida, económica y menos conflictiva. Se produce cuando ambas partes consensúan las condiciones del divorcio y las plasman en un convenio regulador. Este documento debe recoger aspectos esenciales como la custodia de los hijos, el uso de la vivienda familiar, la pensión alimenticia, la pensión compensatoria y la división de bienes. Puede tramitarse ante el juzgado o incluso mediante notario si no hay hijos menores dependientes.
- Ventajas del divorcio de mutuo acuerdo: mayor rapidez, menor coste económico y emocional, y mayor control sobre los términos del divorcio.
- Requiere: colaboración, diálogo y voluntad de resolver el conflicto de forma pacífica.
📌 Dato clave: El divorcio notarial solo es posible si no existen hijos menores dependientes del matrimonio. En ese caso, bastará con acudir al notario con el convenio regulador y formalizar el acuerdo.
Por otro lado, el divorcio contencioso se produce cuando no hay acuerdo entre las partes, ya sea en alguno o en todos los aspectos clave. En este caso, es el juez quien resolverá cada punto del conflicto, valorando las pruebas y argumentos de ambas partes. Este tipo de procedimiento suele alargarse en el tiempo y generar mayor tensión emocional, además de conllevar mayores costes judiciales.
En situaciones donde existe desequilibrio de poder, falta de comunicación o conflictos profundos, el divorcio contencioso puede ser inevitable. No obstante, siempre se recomienda intentar, en la medida de lo posible, alcanzar acuerdos previos para evitar procesos largos y desgastantes.
💬 Consejo legal: Aunque el inicio del procedimiento sea contencioso, es posible alcanzar acuerdos durante el proceso. Un buen asesoramiento jurídico puede facilitar la negociación y transformar un divorcio conflictivo en uno más consensuado.
En conclusión, optar por el divorcio con acuerdo siempre será la opción más recomendable para preservar el bienestar emocional y económico de ambos cónyuges, especialmente si hay hijos en común. Sin embargo, si el acuerdo no es viable, es fundamental estar preparado para afrontar un proceso contencioso con el respaldo de un equipo legal especializado.
Aspectos fiscales del divorcio
El divorcio no solo tiene implicaciones emocionales y legales, sino también importantes consecuencias fiscales que deben tenerse en cuenta al planificar la separación. Una adecuada comprensión de los efectos tributarios puede evitar sorpresas desagradables y ayudar a tomar decisiones más acertadas en cuestiones como el reparto de bienes, la pensión compensatoria o la declaración del IRPF. Ignorar este aspecto puede suponer una carga económica adicional o la pérdida de determinados beneficios fiscales.
Uno de los cambios más inmediatos tras el divorcio es la modificación del estado civil a efectos fiscales. A partir del año siguiente al divorcio, cada cónyuge deberá presentar su declaración de la renta de forma individual, salvo que cumpla los requisitos para una tributación conjunta con los hijos, si tiene su custodia exclusiva.
- Pensión compensatoria: el cónyuge que la paga puede deducírsela del IRPF, mientras que quien la recibe debe declararla como ingreso.
- Pensión de alimentos a hijos: no tributa para el beneficiario y tiene un tratamiento especial en la declaración del pagador.
- Uso de la vivienda habitual: la pérdida del derecho a vivir en ella puede afectar a la deducción por vivienda habitual, si aún se está pagando hipoteca.
- Transmisiones patrimoniales: la adjudicación de bienes puede generar obligaciones fiscales si no se realiza correctamente en el marco del convenio regulador.
📌 Importante: Si la vivienda familiar es adjudicada a uno de los cónyuges, debe reflejarse correctamente en el convenio regulador para evitar posibles tributos por transmisiones patrimoniales o plusvalías municipales.
Otro aspecto relevante es el tratamiento fiscal de los bienes gananciales. La disolución del régimen económico matrimonial puede generar implicaciones en el Impuesto sobre el Patrimonio y otras declaraciones fiscales. Asimismo, las operaciones de liquidación patrimonial deben estar justificadas para no ser consideradas donaciones encubiertas por parte de la Administración Tributaria.
Además, si alguno de los cónyuges comienza una nueva convivencia con otra persona y tienen hijos comunes, podría cambiar nuevamente su situación fiscal, especialmente en lo relativo a los mínimos familiares y deducciones por descendientes.
💬 Consejo legal y fiscal: Es altamente recomendable contar con el asesoramiento de un profesional especializado en derecho fiscal familiar, que analice el impacto del divorcio en cada situación concreta y permita optimizar legalmente la carga tributaria.
Consideraciones legales importantes
Iniciar un proceso de divorcio no solo implica tomar decisiones personales y emocionales, sino también comprender con claridad las implicaciones legales que este conlleva. Un enfoque legal adecuado desde el inicio del procedimiento puede marcar una gran diferencia en el resultado final, tanto en términos de reparto de bienes como de protección de derechos y garantías futuras. Por eso, resulta esencial conocer ciertas consideraciones legales clave que deben tenerse en cuenta antes, durante y después del divorcio.
Entre los aspectos más relevantes se encuentra la necesidad de formalizar todos los acuerdos por escrito, preferiblemente mediante un convenio regulador, que será aprobado judicialmente y tendrá efectos legales vinculantes para ambas partes. Este documento debe recoger todos los pactos relativos a la custodia de los hijos, el régimen de visitas, las pensiones alimenticias y compensatorias, el uso de la vivienda y la distribución de los bienes comunes.
- Capacidad legal: Ambos cónyuges deben tener plena capacidad legal para ejercer sus derechos y asumir compromisos.
- Asesoramiento jurídico: Contar con un abogado especializado en derecho de familia es obligatorio en los procedimientos judiciales y altamente recomendable en cualquier proceso de separación.
- Protección de menores: El juez siempre velará por el interés superior del menor, incluso por encima de los acuerdos entre los progenitores.
- Registro y efectos civiles: El divorcio debe inscribirse en el Registro Civil para tener plenos efectos frente a terceros.
- Modificación de medidas: Las medidas acordadas pueden revisarse judicialmente si cambian sustancialmente las circunstancias personales o económicas.
📌 Importante: La falta de cumplimiento de las obligaciones establecidas en sentencia o convenio puede derivar en acciones judiciales por incumplimiento, embargos o incluso responsabilidad penal en casos graves, como el impago reiterado de pensiones alimenticias.
Otro aspecto legal fundamental es el régimen económico matrimonial vigente. Saber si el matrimonio se celebró bajo gananciales, separación de bienes o participación determinará cómo se gestionan los bienes y obligaciones tras la disolución. Además, las deudas contraídas durante el matrimonio también pueden tener implicaciones legales en su reparto.
💬 Consejo profesional: Aunque el divorcio sea amistoso, formalizar los acuerdos mediante un documento legal debidamente aprobado es la mejor forma de prevenir futuros conflictos y garantizar seguridad jurídica para ambas partes.
En definitiva, el proceso de divorcio debe abordarse no solo con madurez emocional, sino también con responsabilidad legal. Entender el marco normativo aplicable, anticipar posibles escenarios y dejar constancia legal de los acuerdos son pasos fundamentales para asegurar una transición justa, segura y sin incertidumbres.
Preguntas frecuentes
A continuación, se presentan algunas de las dudas más comunes que suelen surgir en el proceso de divorcio, especialmente en relación con los derechos de la esposa. Resolver estas preguntas puede ayudar a aclarar conceptos clave y aportar mayor tranquilidad a quienes se encuentran atravesando esta situación.
¿Puede mi esposa quedarse con todo si me divorcio?
No. El reparto de bienes depende del régimen económico matrimonial. En el caso de gananciales, los bienes adquiridos durante el matrimonio se dividen en partes iguales. En régimen de separación de bienes, cada cónyuge conserva lo que es de su propiedad. La esposa no puede apropiarse de todo, salvo que exista un acuerdo o resolución judicial que lo determine por circunstancias específicas.
¿Qué pasa si mi esposa no trabajó durante el matrimonio?
Si la esposa no trabajó y dependía económicamente del otro cónyuge, podría tener derecho a una pensión compensatoria, siempre que se demuestre un desequilibrio económico derivado del divorcio. Además, los jueces suelen valorar la dedicación al hogar y a los hijos como una aportación válida al matrimonio.
¿Cómo se determina la pensión compensatoria?
La pensión compensatoria se calcula en función de factores como la duración del matrimonio, la edad y formación del cónyuge beneficiario, su capacidad para reincorporarse al mercado laboral, el patrimonio de ambos y el nivel de vida durante el matrimonio. No existe una fórmula exacta, ya que se valora caso por caso.
¿Qué derechos tiene mi esposa si estábamos casados en separación de bienes?
En este régimen, cada cónyuge conserva la propiedad de los bienes que haya adquirido individualmente. Sin embargo, si existen bienes comunes o aportaciones conjuntas, deberán repartirse proporcionalmente. Además, la esposa puede reclamar una compensación si ha contribuido de forma significativa al éxito económico del otro cónyuge o ha realizado sacrificios que afectaron su independencia económica.
Estas preguntas reflejan algunas de las inquietudes más frecuentes en los procesos de divorcio. Sin embargo, cada caso es único, por lo que siempre se recomienda obtener asesoramiento legal personalizado para conocer con precisión los derechos y obligaciones que corresponden a cada parte.
Conclusión
El proceso de divorcio implica una serie de decisiones complejas que van mucho más allá de la disolución legal del vínculo matrimonial. Como hemos visto a lo largo de este artículo, existen múltiples factores que influyen directamente en lo que le corresponde a la esposa tras un divorcio, desde la división de bienes y la pensión compensatoria, hasta el uso de la vivienda familiar, la custodia de los hijos y los aspectos fiscales y legales que deben ser cuidadosamente considerados.
Cada caso es único, por lo que no se puede establecer una fórmula universal que determine con exactitud los derechos y obligaciones tras la separación. El régimen económico matrimonial, la existencia de hijos comunes, el nivel de ingresos de cada cónyuge y la capacidad de llegar a acuerdos influyen considerablemente en el desarrollo y resultado del proceso. Por ello, es fundamental contar con información clara, actualizada y, sobre todo, con asesoramiento jurídico especializado que garantice que las decisiones adoptadas sean justas y equilibradas para ambas partes.
📌 Resumen clave: El divorcio no debe ser sinónimo de conflicto, sino una oportunidad para reorganizar la vida de forma justa y respetuosa. Entender los derechos que tiene la esposa tras el divorcio permite tomar decisiones informadas y evitar situaciones de desigualdad o desprotección.
Si bien en muchos casos se puede llegar a un acuerdo amistoso que facilite el trámite y reduzca costes, también es necesario estar preparados para situaciones en las que la vía contenciosa sea inevitable. En ambos escenarios, conocer el marco legal y actuar con responsabilidad y empatía marcará la diferencia en el bienestar futuro de todas las personas implicadas, especialmente cuando hay hijos en común.
En definitiva, comprender qué le corresponde a la esposa en caso de divorcio no solo es relevante para quienes atraviesan este proceso, sino también para promover relaciones más equitativas, informadas y respetuosas dentro del ámbito familiar y jurídico.